II Domingo Pascua Ciclo B Jn 20, 19-32 PAZ A USTEDES

El relato de Juan describe con rasgos precisos el estado de la comunidad cristiana cuando falta la presencia viva del Resucitado. La luz se apaga y llega la noche; los discípulos quedan paralizados por «el miedo a los judíos»; la comunidad permanece encogida y acobardada, con «las puertas cerradas», sin fuerza para la misión. Falta vida, vigor, vitalidad. Todo es miedo, cobardía, oscuridad.

La presencia de Cristo vivo en medio de ellos lo cambia todo. El evangelista subraya, sobre todo, dos aspectos. Por una parte, el Resucitado arranca de sus corazones el miedo y la turbación, y los inunda de paz y alegría: «La paz con vosotros». Al mismo tiempo, les infunde su aliento, abre las puertas y los envía al mundo: «Como el Padre me envió, así también os envío yo».

El misterio de Cristo resucitado es, antes que nada, fuente de paz: la vida es más fuerte que la muerte, el amor de Cristo más poderoso que nuestro pecado, Dios más grande que el mal.

Nicolás Cabasilas, un laico místico del siglo XIV hablaba así de esta experiencia profunda de paz: «Vas por la calle y estás muy ocupado, pero de repente recuerdas que Dios existe, que Dios te ama, que Cristo está presente en lo profundo de tu ser, y así, poco a poco, tu corazón despierta». Un punto muy consolador para nuestra vida tan agitada, acelerada, oscura, dispersa...

Por otra parte, Cristo resucitado conduce a sus discípulos a la apertura creadora al mundo. Liberada del miedo y la inseguridad, la Iglesia ha de abrirse confiadamente al futuro, renunciando a la voluntad de poder, de saber y de tener, para buscar, como Cristo, ser «fermento» y «sal».

La Iglesia no es una institución fundada por Cristo en un momento determinado para seguir funcionando luego por sí misma. Podemos decir que la Iglesia se encuentra en fundación permanente. Es Cristo resucitado quien desde dentro la anima, la mueve, la impulsa y la crea incesantemente.

El mayor pecado de la Iglesia consiste en olvidarlo. Es entonces cuando pierde la paz y se apodera de ella el miedo; es entonces cuando renuncia a la creatividad y se deja llevar por la inercia y el instinto de conservación; es entonces cuando se debilita por dentro y busca sustentarse en algún poder.

0 comentarios: